Transmisión en vivo a 3 900 metros de profundidad de una misión oceánica

Expertos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas argentino (CONICET) exploran el cañón submarino de Mar del Plata, una región de alta biodiversidad y poco investigada del Atlántico sur.

El buque de investigación Falkor está provisto con equipamiento oceanográfico de última generación 

Para ello, la expedición “Underwater Oases of Mar Del Plata Canyon: Talud Continental IV” emplea el vehículo operado remotamente (ROV) SuBastian, capaz de capturar imágenes submarinas en alta definición y recolectar muestras sin alterar el entorno. 

En colaboración con la fundación Schmidt Ocean Institute, la travesía se desarrolla a bordo del buque de investigación Falkor, provisto con equipamiento oceanográfico de última generación obtiene imágenes desde profundidades de hasta 3 900 metros.

Ecosistemas vulnerables

El Cañón de Mar del Plata se encuentra frente a la provincia de Buenos Aires, en el límite entre las corrientes de Brasil y Malvinas, una frontera biogeográfica clave para el Atlántico sur. 

El equipo científico analizó múltiples estaciones de muestreo para estudiar la distribución de especies y su relación con variables ambientales, topográficas y oceanográficas

A lo largo de su travesía, el equipo científico analizó múltiples estaciones de muestreo para estudiar la distribución de especies y su relación con variables ambientales, topográficas y oceanográficas. 

Se emplea el vehículo operado remotamente (ROV) SuBastian, capaz de capturar imágenes submarinas en ultra alta definición y recolectar muestras sin alterar el entorno. / CONICET

Se emplea el vehículo operado remotamente (ROV) SuBastian, capaz de capturar imágenes submarinas en ultra alta definición y recolectar muestras sin alterar el entorno. / CONICET

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El propósito de la expedición fue el análisis del impacto humano en los ecosistemas y el estudio de la biodiversidad bentónica (invertebrados y peces), la reproducción y biogeografía de fauna en niveles profundos, el ADN ambiental y otros como la dinámica de sedimentos, según explica el investigador del CONICET y jefe científico de la expedición, Daniel Lauretta.

Tecnología resistente

En cuanto a la tecnología empleada, “apenas estamos empezando y ya vemos cosas increíbles: animales que nunca se habían registrado en esta zona, paisajes submarinos que parecen de otro planeta, y comportamientos que sorprenden hasta a los científicos más experimentados, cuenta el experto sobre el ROV SuBastian. 

Imagen submarina captada por el vehículo operado remotamente (ROV) SuBastian. / CONICET

Imagen submarina captada por el vehículo operado remotamente (ROV) SuBastian. / CONICET

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“Es todo un lujo, porque nos permite ver en directo lo que ocurre a casi 4 000 metros de profundidad, con un mínimo impacto sobre los organismos. Es como si tuviéramos un submarino con ojos súper sensibles que baja por nosotros y nos muestra todo con lujo de detalles”, añade. 

«Fue como explorar otro planeta, pero debajo del agua. Y lo más emocionante es que, en cada inmersión, hay algo nuevo por descubrir”

Daniel Lauretta, investigador del CONICET y jefe científico de la expedición

No obstante, sumergirse a casi 4 000 metros de profundidad conlleva una serie de retos, tanto técnicos como de comprensión según comenta el líder de la expedición.  

“Allí abajo la presión es altísima, hace mucho frío, y no hay luz”, destaca. Además, tuvieron problemas para grabar, tomar muestras e incluso entender lo que veían. A veces, encontraban organismos que nadie había visto, o interacciones que no sabían cómo explicar, resalta Lauretta.

«Fue como explorar otro planeta, pero debajo del agua. Y lo más emocionante es que, en cada inmersión, hay algo nuevo por descubrir”, concluye.